Los Rosales (rosa) son unas de las plantas más populares en los jardines y patios, gracias a su belleza y fragancia. La primavera es la época perfecta para cuidar los rosales, ya que es cuando comienzan a brotar y florecer. En este artículo, aprenderás todo lo que necesitas saber sobre cómo cuidar rosales durante la primavera. Sigue leyendo para obtener consejos prácticos sobre cómo mantener tus rosales saludables y hermosos durante toda la temporada.
Introducción
El método preciso para sacar a tus rosales de la hibernación en primavera y prepararlos para la temporada de crecimiento variará un poco dependiendo de tu región y del tipo de rosas que poseas.
Aun así, hay cuatro tareas que la mayoría de los jardineros realizarán de una forma u otra para resucitar las rosas y prepararlas para la floración estival.
Los rosales tienen fama de ser difíciles de cultivar, pero la realidad es que la mayoría siguen creciendo y floreciendo aunque el jardinero los descuide. Sin embargo, unos pasos adecuados al principio de la temporada pueden asegurarte que tendrás menos problemas durante la temporada de crecimiento.
4 pasos para cuidar los Rosales en primavera
1. Elimina la protección invernal de las rosas
En la mayoría de las zonas de cultivo de clima frío, las rosas habrán sido protegidas de alguna manera contra el frío invernal, y el comienzo de la primavera suele ser el momento de retirar cualquier protección invernal para rosas que haya aplicado el otoño pasado.
Esto debe hacerse cuando tengas la seguridad de que el clima ya no creará ciclos de congelación y descongelación que matarán el crecimiento de las rosas tiernas.
No es el frío por sí solo lo que mata a las rosas, sino los ciclos repetidos de congelación y descongelación que dañan gravemente los tejidos de la planta.
No destapes tus rosales hasta que estés seguro de que los días cálidos ya no se verán interrumpidos por noches heladas.
En algunas zonas de cultivo más frías, los jardineros suelen cubrir todo el rosal con una jaula, nailon, e incluso hojas secas o paja. Retira el material de cobertura cuando empiecen a florecer los tulipanes y narcisos de primavera.
Rastrilla la tierra o el mantillo u hojas que se utilizó para proteger el suelo. Exponer la unión del injerto te permitirá detectar cualquier crecimiento que brote desde abajo. Los tallos que crecen por debajo de este punto proceden del patrón silvestre y no producirán las preciadas flores que buscas.
2. Poda tus rosales
Es posible que hayas podado tus rosales para prepáralos para el invierno, pero si omitiste este paso en otoño, el comienzo de la primavera es el momento ideal para inspeccionar los arbustos y realizar las podas necesarias.
Incluso si podaste algo en otoño, es probable que las puntas de las ramas se hayan secado un poco, lo que requerirá una poda adicional. Podar antes de que se abran las yemas de las hojas hace que el rosal ponga toda su energía en el nuevo crecimiento.
Utilizando podadoras afiladas, recorta cada rama en segmentos cortos hasta eliminar toda la madera muerta y llegar a la madera verde en crecimiento.
La cantidad de brotes viejos que elimines dependerá de la gravedad del invierno, pero incluso si recortas casi hasta el nivel del injerto, es probable que el rosal se recupere.
Los jardineros de zonas en las que no se producen heladas durante el invierno, pero sí un periodo prolongado de frío, pueden podar según el tipo de rosal que cultiven.
Los rosales que crecen en zonas con inviernos cálidos, no tienen por qué podarse. Pero es aconsejable hacer algún aclareo porque siempre hay que eliminar la madera enferma y muerta.
3. Alimenta tus rosales
Como la mayoría de las plantas, los rosales disfrutan de una buena alimentación en primavera, después de que hayan empezado a crecer activamente.
Puedes darles su primer abono en el momento de la poda. Existen en el mercado varios alimentos de calidad para rosales que puedes utilizar, pero también bastará con un abono de uso general o compost.
Ten en cuenta que los abonos de liberación lenta deberán aplicarse con menos frecuencia que los hidrosolubles.
A muchos roseristas también les gusta dar a sus rosas un puñado (aproximadamente 1/4 de taza) de sales de epsom en el momento de la alimentación. Nunca se ha demostrado si esta dosis extra de magnesio beneficia realmente a las plantas, pero muchos jardineros experimentados confían en ella.
Si prefieres mezclar tu propio alimento para rosas, puedes equilibrar ingredientes como:
- 1 taza de harina de algodón
- 1 taza de harina de huesos o superfosfato
- 1/4 taza de sales de epsom
Esparce la mezcla por el perímetro del rosal, en la línea de goteo, ráscala suavemente en la tierra y riega a fondo.
4. Pulverizar contra enfermedades y plagas
Desgraciadamente, los rosales tienden a ser propensos a las enfermedades fúngicas. Con suerte, habrás elegido rosales resistentes a las enfermedades y adecuados para tu zona, pero es muy difícil prevenir todas las enfermedades fúngicas en los rosales.
La fumigación preventiva en primavera es algo a tener en cuenta incluso para las rosas cultivadas de forma orgánica.
El azufre calcáreo es una buena opción para la pulverización primaveral. Por lo general, acabará con las esporas de hongos como la mancha negra que puedan haber hibernado. Una pulverización adicional de aceite hortícola ayudará a asfixiar los huevos y larvas de insectos.
Con estos cuidados primaverales, tus rosales empezarán la temporada con buen pie y sanos. Además de podar, abonar y pulverizar, asegúrate de que reciban abundante agua y vigílalos regularmente para detectar posibles problemas.
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Los cuidados que les prestes en primavera te recompensarán durante toda la temporada de crecimiento con hermosas flores y un follaje verde y sano.