La jardinería nunca pasará de moda. Cualquiera que tenga un pulgar verde y una afición por cultivar alimentos nutritivos puede dar fe de ello. Sin embargo, las formas convencionales de cultivar pueden caer en el olvido cuando nos damos cuenta de que son anticuadas y erróneas, e incluso perjudiciales para el medio ambiente. En este artículo veremos los principios y diseños de la permacultura y cómo aplicarlos en casa.
Los huertos sin excavación son una forma maravillosa de cultivar grandes cantidades de alimentos sin remover la tierra, pero ciertos aspectos de la jardinería sostenible pueden llevarse aún más lejos.
Cuando se empieza con un enfoque holístico de la jardinería y se amplía al pensamiento de sistemas completos, se entra en el ámbito del diseño de la permacultura.
Fundamentos del diseño de la permacultura
El significado de permacultura viene de «agricultura permanente» y «cultura permanente». Cuando cultivamos un jardín pensando en la sostenibilidad, en esencia estamos planificando nuestro futuro colectivo en armonía con la naturaleza.
Bill Mollison y David Holmgren son los creadores del diseño de la permacultura, una forma de agricultura perenne y sostenible que comenzó en Australia a finales de los años 70.
El diseño de la permacultura no sólo abarca lo que cultivamos y cómo lo cultivamos, sino que también incluye el diseño arquitectónico, la planificación urbana y la gestión de recursos. Es algo más que jardinería, es una ingeniería de sistemas completos que cierra el círculo de las acciones sostenibles.
Es importante tener en cuenta tanto los patrones como los procesos naturales cuando se decide cultivar un jardín teniendo en cuenta la permacultura.
Establecer conexiones y trabajar con la naturaleza (en lugar de hacerlo contra ella) es uno de los principios rectores de la permacultura.
El diseño de la permacultura abarca 3 éticas básicas
Más que una «forma de vida verde», la permacultura utiliza los principios de la naturaleza como luz de guía, promoviendo la autosuficiencia, aumentando la fertilidad de la tierra e integrando a la comunidad en los esfuerzos tanto como sea posible.
Las 3 éticas del diseño de la permacultura:
- Cuidado de la Tierra: ¿cómo cuidamos y atendemos a todos los seres vivos y no vivos? ¿Qué tipo de materiales permitiremos en nuestros proyectos de bricolaje, incluso en nuestros propios armarios?
- Cuidado de las personas: ¿cómo podemos incluir a la comunidad en la producción de alimentos y en la ayuda mutua cerca y lejos? ¿Qué hace falta para que volvamos a aprender a compartir los recursos?
- Reparto equitativo de los excedentes: ¿Cómo podemos limitar nuestras necesidades para que todos tengamos lo suficiente para sobrevivir, no sólo aquí y ahora, sino también en el futuro?
Si aprendemos a tomar nuestra «parte justa», por ejemplo, cuando cosechamos dientes de león, aún quedará mucho para las abejas si tomamos sólo lo que necesitamos.
Incluso podemos diseñar esto en nuestros céspedes y jardines, plantando siempre más flores autóctonas de las que «necesitamos», con un montón de recursos extra para devolver a la naturaleza.
Con el diseño de la permacultura podemos reducir nuestra huella ecológica cultivando nuestros propios alimentos, ya sea que vivamos en una granja, en una finca urbana o tengamos un jardín de contenedores en la ciudad.
La permacultura también nos permite diseñar hábitats que no sólo benefician a la humanidad. Es el camino hacia un futuro sostenible.
Los 12 principios de la permacultura
Una vez que nos demos cuenta de que acaparar (tomar y almacenar cantidades excesivas de alimentos o recursos) no hace ningún bien a la sociedad (y a la naturaleza) en general, sólo entonces veremos que siempre hay mucho que compartir, si no tomamos más de lo que necesitamos.
En efecto, podemos prosperar y vivir una vida con sentido, cuando ayudamos a los demás a hacer exactamente lo mismo. Las granjas y comunidades urbanas bien diseñadas pueden crear excedentes comestibles y monetarios de gran alcance.
Estos excedentes pueden compartirse con otros y con la naturaleza. El compostaje, por ejemplo, es sólo una forma de retribuir al medio ambiente.
Forma parte del ciclo de la naturaleza, trabajando con ella, en lugar de contra ella, aprendiendo, observando y aplicando los 12 principios de la permacultura.
1. Observar e interactuar
Cuanto más abramos los ojos y los oídos, permitiendo que las acciones sostenibles de otros nos inspiren, más fácil será que un gran número de personas adopte prácticas sostenibles en casa y en el jardín.
Es importante «revivir» nosotros mismos, ya que pasamos más tiempo en la naturaleza, simplemente sentados, observando y reflexionando sobre cómo funciona la naturaleza, de forma lenta y constante, con líneas curvas y no lineales.
Entonces podemos soñar cómo podríamos trabajar mejor con la naturaleza para lograr nuestros objetivos, todo ello respetando las necesidades del medio ambiente.
2. Capturar y almacenar energía
En los esfuerzos por ser autosuficiente y vivir fuera de la red, o por ser extremadamente autosuficiente y trabajar con los recursos suficientes que te rodean, la energía es siempre un tema que surge. Y son muchas las preguntas que hay que hacerse.
¿Será la energía solar, la eólica o la geotérmica la que mantenga vivo tu ordenador y lleve la luz a tu cocina?
¿Cómo puede maximizar el potencial de un terreno? ¿Quizás ubicando el invernadero en el lado sur de tu casa, incluyendo principios de diseño solar pasivo?
¿Puedes crear un sistema de recogida de agua de lluvia para regar el jardín, tirar de la cadena o lavar la ropa?
Una de las formas más fáciles de capturar y almacenar energía es cultivar y conservar tus propios alimentos deshidratando o enlatando tus excedentes, acumulando un poco más de experiencia y sabiduría con cada temporada.
3. Obtener un rendimiento
La producción de alimentos contribuye en gran medida a nuestra huella ecológica individual. Dicho esto, tiene mucho sentido cultivar tus propios alimentos (si puedes, y tanto como puedas) para evitar que se acumulen los kilómetros de alimentos importados.
Si trabajamos junto a la naturaleza, no sólo podremos cosechar una gran cantidad de tomates, sino también hierbas comestibles que a su vez sirven para cubrir el suelo.
El rendimiento no sólo tiene que ver con la abundancia de las cosechas, sino también con aspectos no tangibles, pero siempre importantes, de la vida sostenible, como la buena salud, la felicidad, nuestro bienestar personal y la salubridad de nuestro entorno.
4. Aplicar la autorregulación y la retroalimentación
Cuando se trata de observar por qué el clima está cambiando rápidamente, debemos hacer cambios que se centren en cómo frenar el resultado previsto.
Estos cambios sostenibles pueden adoptar la forma de reducir nuestro consumo de energía, optar por reducir y eliminar la cantidad de plástico que permitimos que entre en nuestros hogares, e incluso llegar a abrazar los principios de cero residuos.
Establece objetivos mensuales para reciclar, reutiliza y reduce los residuos en tu casa, e inspira a otros a hacerlo también.
5. Utilizar y valorar los recursos renovables
Por fin empezamos a ver los peligros de depender exclusivamente de la energía no renovable, que va de la mano de la obsolescencia incorporada.
Si aprendemos a aceptar el cambio, en lugar de temerlo, podremos marcar la diferencia. Cámbiate a un proveedor de energía verde, utiliza colectores solares para calentar el agua, conserva la tierra, planta plantas perennes y aprende a guardar tus propias semillas.
Hay tantas maneras de valorar los recursos renovables, si sólo nos tomamos un minuto para reflexionar sobre las habilidades y los materiales que ya tenemos, o los que estamos dispuestos a adquirir.
6. No producir residuos
¿Es posible no producir residuos? Algunos dirán que sí, pero siempre habrá algo que reciclar… Y aun así, el concepto de cero residuos es prometedor, dejando de lado por un momento el consumo de plástico.
Hay que ser previsor para decidir si vale la pena comprar un producto. Primero hay que fijarse en la calidad, luego en el envase (con suerte, en su ausencia), y después en si un artículo puede reutilizarse, reciclarse o convertirse en abono.
Con el diseño de sistemas completos o de la cuna a la cuna, podemos crear nuevos productos que estén en consonancia con un futuro sostenible y evitar los residuos incluso antes de que se produzcan.
7. Diseñar desde los patrones hasta los detalles
A menudo es necesario dar un paso atrás, salir de la cabeza y entrar en el corazón para ver el panorama general. Cuando planifiques tu granja, o incluso tu jardín, no empieces examinando los detalles.
Por ejemplo, en el diseño de un jardín, incluso antes de elegir las semillas, hay que observar el suelo, anotar la cantidad de sol y sombra que recibe a diario, fijarse en la pendiente y decidir si necesitará o no una valla para mantener alejados a los visitantes no deseados.
Dibuja la finca de tus sueños en un papel y elabora tu plan por capas, hasta llegar a las plantas amantes de la sombra.
8. Integrar
Trabajando juntos podemos conseguir mucho más. Una vez más, esto puede relacionarse con los rendimientos en términos de cultivos cosechables, felicidad y una vida significativa.
En el jardín, en lugar de plantar una fila tras otra de la misma planta, o un monocultivo, plantar un policultivo.
Integra en el diseño las plantas complementarias, para que cada hierba, fruta y verdura tenga una buena oportunidad de producir una buena cosecha.
En un entorno comunitario, esto significa trabajar y colaborar con tus vecinos, poniendo en común tanto los conocimientos como los recursos.
9. Utilizar soluciones pequeñas y lentas
No puede convertirse en una granja ecológica de la noche a la mañana. Se necesitan varios pasos intencionados, a menudo varios años, para llegar a esa fase de ser legítimamente ecológico. Pero no dejes que el tiempo o una cantidad incierta de trabajo te impidan empezar.
Los pequeños pasos siempre te llevarán lejos, siempre que te sientas guiado en el camino. Si no estás seguro de estar preparado para tu primera vaca y toda la leche que puede aportar, empieza con una cabra.
¿Deseas producir tus propios huevos, como medio para mantenerte continuamente, en lugar de ir cada semana a la tienda? Cría gallinas, cobayas o patos, haciendo muchas preguntas por el camino para saber qué raza de aves de corral puede ser la adecuada para ti.
10. Valorar la diversidad
Promover la diversidad en el huerto, en el ecosistema y en la comunidad, será siempre una tarea trascendental. Y no es algo que deba tomarse a la ligera.
Piensa en los alimentos que consumes. ¿Cuántas variedades de manzanas tienes para elegir en la tienda? ¿Y si plantaras diez, incluso veinte, variedades de manzana menos conocidas en tu propio terreno, si tuvieras la oportunidad?
Amplía tus horizontes, hazte con un catálogo de semillas y planta en tu jardín variedades nuevas para ti. Cómete las “malas hierbas”, incluidos los dientes de león, y cultiva y busca una mezcla diversa de plantas para tus necesidades nutricionales y medicinales.
11. Utilizar los bordes y valorar lo marginal
Una vez escribí un poema sobre la gente de los bordes, aquellos que prefieren vivir en el extremo tranquilo del camino, en las afueras de la ciudad, donde el bosque se encuentra con la humanidad.
Los bordes son el lugar donde prosperan las personas creativas, justo fuera de las limitaciones de la sociedad, donde se permite el desarrollo de nuevas ideas. En la naturaleza, los bordes están donde la pradera se encuentra con el bosque, donde el arroyo se precipita por el barranco.
Mira a tu alrededor y observa qué bordes no utilizados hay a tu alrededor. ¿Cómo podrían ser más bellos, más productivos, más inspiradores? Con un pensamiento fuera de lo común encontrarás todas las respuestas.
12. Responder al cambio de forma creativa
El cambio es inevitable, pero la forma en que reaccionamos ante él nos hace o nos deshace.
En el bosque, los árboles caen para dar paso a una nueva vida. Cuando diseñamos teniendo en cuenta el cambio, estamos permitiendo una permanencia flexible que fluye con las estaciones, con los años y con las generaciones que están por venir.
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Si estás pensando en cultivar un huerto y una granja para obtener alimentos, beneficios y un modo de vida significativo, y estás dispuesto a adoptar todos los aspectos de un futuro sostenible, entonces la permacultura puede ser el camino para ti.
Una idea sobre “Diseñar un jardín de permacultura: 12 principios a seguir”
La ética, la honestidad, solidaridad, no solo suenan bien, deberían ser junto con el consumo responsables y respeto a la Tierra, al planeta Tierra, una de las asignaturas y formar parte de la educación. Un mal educado es mas que ceder el asiento, hablar etc.